PROSPERIDAD, ABUNDANCIA...

A veces sentimos que no hacemos lo suficiente, o que nos somos lo suficientemente buenos, y nos llega ese sentimiento de envidia al ver lo que otros logran, comenzamos a compararnos con los otros.

Cuando caemos en este juego de compararnos con la gente a nuestro alrededor comienza a mermar, a disminuir la capacidad de apreciar los dones que son únicamente nuestros.

Al tomar nuestros propios méritos como punto de referencia y no los méritos del otro como un estándar de comparación, logramos más seguridad y valoramos los atributos que nos pertenecen, nuestra individualidad como seres completos que somos.

Al prestar atención en “quiénes somos”, hoy, ahora, y no en quienes “no somos” verás que hay miles de ventajas que son exclusivas de tu propia experiencia, de lo que has vivido, aprendido, logrado.

Cuando nos enfocamos en nuestra capacidad, destreza, habilidades con las que contamos, nos damos la oportunidad de perfeccionarnos en las bendiciones que hemos recibido y comenzamos a hacer bueno uso de ellas, a utilizarlas para lograr nuestros objetivos, anhelos.

Apreciar estos dones, nos permite valorar que somos seres abundantes, prósperos. Aunque a veces podamos sentirnos incompletos y caigamos en el juego de la comparación. Cada vez que nos enfocamos en nuestras habilidades que nos han permitido prosperar y reconocemos  los rasgos positivos de estas competencias que nos pertenecen, logramos crear más de lo que ya tenemos y nos abrimos a recibir y a la abundancia.